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El cumpleaños era mío, aunque por la composición de la foto parezca de Fernando. Yusuke, siempre tan fotogénico. |
He de reconocer que la idea de venir a la residencia donde estoy en Covilha sonaba muy bien. "Ahí es donde hay que ir, es de donde salen las fiestas y donde se mueve todo. Todos los Erasmus van a la PAC", oí más de una vez. Doña Filomena, una especie de ente divino de la Universidade da Beira Interior, me intentó evadir arguyendo que estaba muy lejos de mi facultad. Dios sabe que para mis estudios hubiera sido mejor, pero yo lo tenía claro: tenía que estar en la PAC. Sí o sí. Así que, tras visitar a Doña Filomena en su templo de las montañas, regresé a la residencia -caminata mediante-, y cogí las llaves de la habitación número 8, piso 0 y bloque A.
Sonaba bien, pero es que ha sido aún mejor. En la entrada anterior os comenté "por encima" que era mi cumpleaños y que, aunque echaba de menos a los míos, pintaba guay celebrarlo aquí. Pues bien, superó todas las expectativas. La liaron y se portaron como nunca imaginé. A ver, que yo esperaba que hicieran algo, pero no que estuvieran maquinando una fiesta desde hacía varios días. Y eso fue lo que pasó. Os lo voy a explicar.
Por la tarde del día de mi cumpleaños, Yusuke estaba raro, más de lo normal. Llegué a la habitación y empezó a mover trastos de un lado para otro, sin contestar. Yo lo atribuí a un cambio de humor oriental, al fin y al cabo no sabemos cómo son cuando se enfadan. Igual le había dejado su novia y yo no lo sabía. En fin, pensé que lo mejor era dejarle solo. Poco antes de las diez, hora a la que habíamos quedado todos en la puerta de la resi, Yusuke desapareció definitivamente. Algo pasaba.
Yo continué con lo que creía que era el plan. Me presenté a las diez en la puerta con dos packs de 10 cervezas. Fui imbécil porque compré un pack de Super Bock y otro de Sagres, cuando la Sagres estaba a mitad de precio y está más buena -este último es un consejo personal de gran importancia si alguna vez venís a Portugal-. La cuestión es que allí, en la entrada, no había nadie. Por probabilidad, era imposible que se hubieran olvidado todos juntos de que era mi cumpleaños. Pero siempre piensas por una milésima: ¿de verdad voy a quedarme tan margi? Hubiera sido triste, y no he sido tan mal compañero hasta el momento. Total, que olía raro.
Llegó Fernando y aquello empezó a hacerse más que evidente. Para que os hagáis una idea, Fernando es una especie de presidente para nosotros, los Erasmus españoles. ¿La primera persona que conocimos todos al llegar? Fernando. ¿El que hace los planes y nos anima a salir aunque al principio nos neguemos? Fernando. Es un gran compañero de aventura. Fernando es el engranaje que hace funcionar nuestra vida Erasmus. Os lo digo en serio. Oh, Fernando, nuestro amado líder. Si se presentara a las elecciones del domingo en Covilha, ganaría de calle. El eslogan, nuestro grito de guerra Erasmus: ¡¡¡COVILHA NO TOPO!!!
Volvamos. Fernando me mareó durante diez minutos, me quitó el móvil -no fue demasiado sutil- y, al final, me acabó llevando a la cocina. Ahí estaban todos. Unas veinticinco personas, fundamentalmente la Spanish Crew. Fue brutal, a mi me encantó. ¡¡Que había confeti!! ¡¡Y había globos!! Y yo soy un niño pequeño -en serio, soy de los más peques de la resi-. Las chicas hicieron dos tartas. No una, no: ¡dos! Encima eran de chocolate y estaban buenísimas. Más tarde me enteré de que se habían pasado la tarde haciéndolas. Solo tengo dos palabras que decir a eso: love forever.
Los regalos, otro puntazo. Una camiseta hecha a mano por Fernando, crack, que sirvió de previa a la otra camiseta. Zamarra del Sporting da Covilha, dorsal número 20 a la espalda. Mejor conmemoración de donde estoy y con quién estoy, imposible. A todo esto, acabaré teniendo más camisetas de fútbol que El Zurdo de Malviviendo.
Todavía faltaba la guinda del pastel. Me cerraron los ojos. Yo creía que en la fiesta estaban todos los que tenían que estar, pero realmente, después de todo lo que había pasado, no me di cuenta de que faltaba alguien. Abrí los ojos y apareció Yusuke bajando por unas escaleras con una última tarta. Tremendo. Ni hecho a posta. La tarta resultó ser unos crepes con ketchup, mayonesa y piña que, aunque suene a todo lo contrario, estaba bastante bueno. Muy grande Yusuke.
Fue el broche de oro perfecto a una noche en la que casi treinta semi-desconocidos decidieron darme una fiesta sorpresa de cumpleaños. So much better than expected. Que me conocen desde hace solo dos semanas y podría ser un psicópata o un desequilibrado. Afortunadamente, será que no lo parezco y confían en mi -hmmm, bien, eso es lo que quiero que piensen... (icono de Whatsapp frotándose las manos)-. Les estoy agradecido, porque me demostraron que estoy en el sitio que tengo que estar, con la mejor gente con la que puedo estar. Un cumpleaños diferente e inolvidable. Obrigado.
Aunque creáis que os he contado la historia de lo que pasó el día de mi cumpleaños, la realidad es que aquí hay una moraleja bien clara. Si leéis esto y vais a venir a Covilha de Erasmus -que seguro que, como casi todos, os habrá tocado de rebote y aceptaréis a regañadientes-, tenéis que ir a la PAC. ¡¡Aceptad y venid sin pensarlo, zoquetes!! Bajo ningún concepto le hagáis caso a Doña Filomena si intenta llevaros por el lado luminoso de la Fuerza. Vosotros a la PAC, le decís que os lo ha dicho Pablo Ramón. El lado oscuro mola bastante más, aunque esté en el punto más alto del pueblo -miradlo por el lado positivo, haréis piernas-. El ambiente de estar con desconocidos que en pocos días se convierten en amigos en los quien extrañamente confías. Esa es la esencia de este texto. Covilha no topo.
Obrigadinho a Victor, Alejandro, Irene, Sara, las dos Anas, Iris, Dani, Sonia, Carlos, Vero, Julián, Mar, María del Mar, Jesús, Juan, Aida, Carmen, Álvar, Alba y Paco. Ojalá el resto del año siga siendo tan genial con vosotros. Seguro que, antes de venir, os dicen aquello de "¡no os juntéis con españoles!". Yo, aunque pueda ser la mala influencia personificada, os digo que os juntéis con ellos sin temor. No muerden -al menos en público, en lo otro ya cada uno llega hasta donde le gusta-. También hay tiempo de conocer a gente de otras nacionalidades y de hablar el idioma que queráis. De Erasmus hay tiempo para todo. Será por tiempo. Y los españoles, además de inevitables -somos como cucarachas, estamos en todas partes. Cucarachas encantadoras, eso sí-, serán los que os den alegrías como las que me llevé yo el otro día. Tras dos semanas empiezan a ser mi familia en el exilio.
Thanks también a los grandes representantes de la Polish Mafia: Justyna, Ela y Mateusz. Ahora sé que feliz cumpleaños se dice sto lat en polaco. Merci a la francesa más simpática, Chloé. A Ilze, aunque no viniera a la fiesta, por la Cruzcampo que me trajo de Sevilla. A Aura, muchísimas gracias por grabarlo todo, gracias a ella tendré este recuerdo para siempre. Arigato a Yusuke por ser tan gran roomate y por hacer honor a su compatriota Doraemon trayendo, desde Japón, hasta un trípode para hacer fotos. A Fernando por la camiseta a mano, algún día la enmarcaré. I sobre tot, moltíssimes gràcies a Claudia per orquestrar-ho tot. Eres la millor. Sé que t'agraden els últims paràgrafs en valencià i en cursiva.
PD: Hay documento audiovisual del momento sorpresa de cumpleaños. Si el Internet de la residencia supera su miedo a la velocidad algún día, lo subiré.