jueves, 6 de febrero de 2014

Cachito #3: despedidas puñeteras, puñeteras despedidas

Hay un cachito Erasmus, triste, que descubrí hace una semana y ha continuado hoy mismo. Provoca tal efecto de choque que no puedo esperar más a escribirlo. Se trata de las despedidas. Lo había leído, me lo habían comentado y supuse que serían exageraciones. Pero no. Como el resto de momentos que me contaron del Erasmus y que después he vivido en primera persona, este es igual de cierto.

Se ha acabado el primer semestre y hay a quien su beca le dice que tiene que irse. Esto es, de un día para otro mucha gente ya no estará aquí aunque te hayas acostumbrado a verles todos los días. Es una señora putada y un señor aviso. Opera a los dos niveles. Primero porque habrá que aprender a reírse también sin algunos y segundo porque sin darte cuenta ya ha pasado la mitad de tu año fantástico. ¡Mierda, que esto se acaba y no le puedes meter más monedas a la máquina para seguir jugando! Todo esto de las despedidas también tiene algo de premonición, porque es lo que yo voy a tener que hacer dentro de cuatro meses.

Sayonara, Yusuke

El otro día estaba durmiendo. Y seguí durmiendo. Y así se hicieron las dos de la tarde. Lo que venía siendo un día perfectamente normal. Entonces oí la voz de Yusuke bajo las escaleras diciendo "Hey, Pablo, I'm going back to Japan". Yo salté de la cama y dije "when?". Su "right now" me hizo bajar corriendo las peligrosas escaleras blancas de la PAC y abrazarle. Sería la última vez -a no ser que vaya a Tokio, que molaría- y como yo no estaba todavía ni siquiera medio despierto no lo pude asimilar. Yo ya sabía que se iba tal día, pero es eso, que no alcanzas a ver la magnitud del momento hasta que ha pasado y el alegre japonés se marcha por el pasillo con su maleta y ves la parte de abajo del cuarto deshabitado. Me ha dejado la impresora, así que amor infinito.




En cuanto a mi nuevo compañero de habitación, será una incógnita hasta mediados de mes. Yo ya le he dicho a Lourdes, la recepcionista, que nada de turcos. Ella me tachó de racista. Yo le dije que era más bien cuestión de higiene y limpieza. Que yo no es que sea el calvo de Don Limpio pero los turcos son otra historia. Después ella empezó a reírse sola y a zambullirse en otros tópicos como el de que todos los brasileños son maricas. En unos días comprobaremos si no me la juega con el nuevo compañero, pero es imposible que sea como Yusuke y todos lo sabemos. Con él he tenido más experiencias que nadie y a mis nietos, si tengo, les hablaré de él. La navidad de un japonés en La Vall es algo que merece contarse en este blog más adelante.




Bajas del mercado de invierno

Hoy vuelvo de pasar cinco días bastante buenos en España -las clases no empiezan hasta el día 17-, pero el precio que he pagado ha sido no poder despedirme de uno de los personajes que más han representado en mi Erasmus, Fernando, un engranaje. Realmente pensaba que se quedaba para el segundo semestre así que cuando me etiquetó en una publicación de Facebook un día que me levantaba de resaca me dejó en shock. También se fue Dani, que pasará el segundo semestre en Chile. Crack. Aunque él preferiría irse a Polonia. 

Juan, de Madrid, otro que se va. Él es la figura que más difícilmente puede volver a aparecer en un Erasmus. Ha sido poco menos que el padre de todos nosotros en algún momento. De largo y en un lugar más parecido a un sanatorio para dementes que a una residencia de estudiantes, él ha sido la persona más sensata y responsable que he conocido. De mayor quiero ser como Juan.




Para la historia quedará su conato de rebelión en la puerta de una discoteca de Lisboa -Urban Beach, concretamente- cuando se negaba a pagar más de tres mil pesetas de su época -de la época de Juan, quiero decir-. "¡Que yo no pago 20 euros por entrar aquí!", gritaba indignado. Pero veinte locos contra un cuerdo son demasiados, así que soltó la pasta y entró como todos.

Y entre hoy y el domingo le toca el turno a tres más. Ellos, concretamente:



(He sabido que el vídeo lo había hecho Iris solo por como escribía)

Paco, al que ojalá vea dentro de muchos en una sala de prensa o puestos frente a frente con dos micrófonos en algún programa deportivo aunque la cosa esté muy mal en este mundo. ¿A quién le daré esos pases cuando vayamos a jugar a fútbol enfrente de la resi? ¿Quién será tan buen estudiante como yo en Comunicação? 

También se marcha María del Mar, que se ha ido justo cuando yo estaba a punto de llegar de mis días en casa. A María del Mar la conocí en su primer día aquí, cuando hicimos juntos el camino del ArtBaró a la resi y le descubrí las cuestas infinitas que tenía Covilhã. Tiene el dudoso honor de hablar más que yo. Se ha marchado justo veinte minutos antes de que yo aterrizara hoy en la residencia. Siempre llego tarde, si no no sería yo. Pero ella sabe que algún día nos iremos de fiesta por Madrid, que también sabe que soy de los que cumple y se va a donde sea de un día para otro. A Braga o a Pekín.


Las de la izquierda se me van. A las de la derecha me las quedo un rato más.

Capítol a part mereix Aida, així que d'ella em despediré en format "cromo". Quines possibilitats n'hi havia de que dos de La Vall acabaren en Covilhã d'Erasmus el mateix any? Estos mesos hem sigut més valleros que gent de Barcelona i València juntes. Com ha de ser.

Hoy he entrado en la residencia y faltaba una bola de paja del desierto pasando. Como también se ha vuelto media Polonia a su casa, ahora solo queda esperar a lo que yo llamo "mercado de invierno" y ver quién se firmará hasta final de temporada en la gélida PAC. Además de que todavía me quedan muchos "viejos conocidos" por aquí. Víctor, Ana, Iris, Claudia, Sonia, Rafa, Raymond, Mar, Alba, Sara, Julián... Tengo ilusión. Por ahí me dijeron que vienen 25 polacas nuevas. Ya no escuché nada más a partir de esa frase.

1 comentario:

  1. Pablo sin yo tener nada que ver con este Erasmus -o un poco igual sí- se me ponen los vellos de punta. Me encanta como escribes tío, eres bueno!!

    Un saludo,
    Vicente.

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